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mover las piernas y usar bien su mano y su hombrera, consejos que
toma en cuenta el pequeñín y que lo hacen ser siempre un arma letal
para las defensivas contrarias.
Aunque no todo es miel sobre hojuelas, ya que también se preocupa
cuando sus padres le hacen observaciones y al respecto comentó. “Me
siento presionado cuando me dicen que tome bien el balón, que no me
deje tacklear. Pero ya que comienza el partido me concentro y se me
olvida voltear a verlos”.
Para su padre, Juan Antonio Zamora y su esposa, Andrea Medina, quien
practicó el softbol desde pequeña, el que sus hijos hagan deporte es
vital, ya que a la par del estudio, les dará una formación integral que
los preparará para la vida.
que jugó softbol, al igual que su abuelita paterna. Además de su abuelo, Don
Juan Antonio Zamora, quien además de jugar para la Facultad de Derecho,
posteriormente fue un oficial de larga trayectoria en los emparrillados. Esto
sin dejar a un lado a sus padres, el entrenador Juan Antonio, con su historia
en Vikingos y Auténticos Tigres, y que decir de su madre, Andrea Medina, una
enamorada del diamante.
El futuro es prometedor para Marcelo Zamora Medina, pero debe ir como le
indican sus padres, paso a paso y de la mano de lo académico, ya que el
tiempo pasa pronto y debe aprovechar cada una de las oportunidades y retos
que le pone la vida.
“Es muy importante que ellos estén dentro del deporte, así lo hicimos
nosotros, tanto mi esposa como yo, porque se logra una formación
integral en donde aprenderán de sus errores y sabrán levantarse o salir
de los problemas. Nosotros los apoyaremos en lo que ellos decidan y
ellos lo saben”, explicó el coach Juan Antonio Zamora.
Por el momento Marcelo continúa con su energía al máximo donde la
escuela, la natación, el futbol, donde se manifiesta seguidor del real
Madrid y los Tigres, en especial de André Pierre Gignac, así como ser
quarterback de los Potros, es su día a día, pero no escapa de sus sueños
el llegar a vestir el jersey de los Auténticos Tigres, colores que lleva
tatuados en su cuerpo tal y como sus padres, felinos de corazón.
Sin duda esa pasión por el deporte ha pasado de generación en
generación dentro de la familia Zamora-Medina. Por un lado su madre,
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