Page 48 - END ZONE JUNIO 2023
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Gabriel Crispín Martínez, el joven
de Hierro en los emparrillados
Enrique Fernández
*A pesar de haber perdido su ojo derecho y parte de su audición es quarterback de los Jaguares de la
Montrerey Football League.
El futbol americano es un deporte de colisión, mucha fuerza y donde los
golpes van en serio, por lo cual no muchos se animan a practicarlo. Sin
embargo, eso no ha detenido a Gabriel Crispín Martínez, quien se convirtió
desde su llegada en el Joven del Hierro de los emparrillados.
La vida de Gabriel es diferente a la gran mayoría de los jugadores de
cualquier otro club en la Monterrey Football League (MFL), cuando a los
siete años tuvo un accidente en casa, lo que provocó la pérdida de su ojo
derecho y su audición, pero hoy el joven no sólo practica el deporte de las
tackleadas, sino que además es el quarterback de Jaguares, escuadra que
llegó hasta el título esta temporada.
En su infancia el pequeño practicó el karate, aunque su sueño era ser un
portero destacado. Por desgracia vino el incidente y eso lo alejó por un
tiempo del deporte. Para fortuna de él y su familia el club Generales de
Escobedo lanzó una convocatoria para abrir un nuevo espacio en dicha
zona y un vecino lo invitó a jugar, ya que su amigo había participado en la
campaña anterior.
Gabriel no lo pensó dos veces y acudió a los entrenamientos. En un
principio su familia, en especial su madre, sentía cierta inquietud
por lo que fuera a pasar con su hijo, quien tenía esas limitaciones
físicas. Pero su padre, Juan Francisco Crispín era el hombre más
feliz, ya que de niño y joven participó en el club Toros y eso era
rememorar aquellos tiempos en los emparrillados.
Para mala fortuna de Gabriel, el equipo de su categoría no se
completó, pero fueron invitados a unirse a los Ducks de Apocada,
y en ese momento debutaba como esquinero, aunque por
momentos, como lo cuenta su madre, los coaches le daban poca
oportunidad, pese a que su madre desde las gradas gritaba a
pulmón abierto, “¡¡¡Metan a Crispín!!!”.
Los momentos más complicados que se le presentaron al joven
jugador nunca lo doblegaron, entre ellos el tener que retirarle
su prótesis en el ojo derecho, para evitar que en una jugada lo
fuera a botar. Para su familia el verlo feliz en cada partido o
entrenamiento era lo mejor, ya que era todo un líder para el
equipo y sus coaches.
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