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Sin embargo, en esos tiempos una idea rondaba por la mente
del pequeño: llegar a jugar en los Estados Unidos.
La primera oportunidad se le abrió al ser seleccionado en la
Monterrey Football League (MFL). Posteriormente su futuro
cambiaba y con mucho esfuerzo de su familia fue invitado por
la escuela Saint Joseph, en Brownsville, para que realizara sus
estudios de High School, reto que aceptó desde el primer día.
Durante dos años trabajó duro en el aula y el campo, pues
Diego de la Cruz sabía que el ser visto por algun coach en tierras
estadunidenses estaba a la vuelta de la esquina; y así fue, ya
que su talento, corpulencia y disciplina, pero sobre todo esa
voluntad de cumplir sus metas, convencieron a los entrenadores
de la UTEP, quienes desde un año antes platicaron con él.
Lo primero para el joven regio era concluir sus estudios, para así
aspirar a una beca en la Universidad de El Paso, Texas, y jugar
con los Mineros, un conjunto de muchas historia en la NCAA.
Diego tuvo varias ofertas para irse a probar con otros equipos
de la NCAA, pero su lealtad y el hecho de que ellos fueron los
primeros en contactarlo y fijarse en él lo llevó a firmar con la
UTEP, en donde a partir del 2025 iniciará una nueva historia;
será el primer regio formado en tierras de Nuevo León y México
que participe en la División I de la NCAA.
El reto no es fácil para el linero ofensivo , pero su meta va más
allá, y quiere seguir triunfando en las aulas y el emparrillado
para llegar en unos años de la NFL, sueño que lo ve como un
objetivo más de todos los que ya alcanzó en su vida.
Por lo pronto ya se puso el jersey de los Mineros de la UTEP y
ahora luchará en el campo para lograr la titularidad con sus
nuevos colores.
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