Page 10 - RED ZONE NOVIEMBRE 2020
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Su pasión por el futbol americano lo llevó a jugar años más tarde con las
          Tortugas de Odontología un semestre y de ahí a las Lechuzas de Leyes, en
          donde se recibió como abogado, profesión que supo combinar muy bien con
          el ser entrenador de generaciones y generaciones.
          “Te puedo decir que los tiempos que compartimos con él fueron siempre en
          los entrenamientos o juegos, ya que su trabajo en Conciliación y Arbitraje
          le tomaba gran parte del día y de ahí se pasaba a las prácticas”, añadió
          su hija.

          A los 18 años de edad, el coach Wicho Cerda ya entrenaba a jovencitos en
          el club Vikingos de la AFAIM, y luego fue invitado a crear el programa de
          los Jaguares de la UR, en donde logró cuatro campeonatos, todos ellos
          disfrutados a su manera muy particular.
                                                               Fue así como deseaba transmitir lo que tanto aprendió en el deporte de
                                                               las tackleadas, sobre todo el ser honestos, leales, disciplinados y combinar
                                                               el futbol americano con sus estudios, ya que para esta leyenda de los
                                                               emparrillados,  lo primero era  concluir una  carrera  profesional  y  ser
                                                               hombres de bien para la sociedad.

                                                               Como todo gran jugador o entrenador, las cábalas formaron parte de su
                                                               vida y una de ellas fue siempre vestir igual, lo que explica su esposa. “A él
                                                               le gustaba vestir como los coaches de los setenta, pantalón corto y pegado
                                                               al cuerpo, zapatillas especiales, gorra y los calcetines hasta arriba. Contaba
                                                               con una infinidad de shorts de todos colores, eso sí, cuando ganaba un
                                                               campeonato se cortaba el bigote que casi siempre portó, excepto al llevarse
                                                               el título”.























          “En la Universidad Regiomontana vio nacer el programa como entrenador
          del equipo, en donde a diferencia de otras instituciones, ellos no tenían
          ni campo, ni muchos recursos, pero como mi padre siempre decía: eso sí,
          mucho corazón y humildad”, explicó su esposa, Doña Rosalinda González.

          Para mi, añadió la pareja de toda su vida, el futbol americano era su vida;
          jugó también para los Auténticos Tigres, junto con su hermano Juan Manuel,
          ambos eran corredores, pero una lesión lo obligó a dejar el deporte. Como
          olvidar lo que hizo con ese conjunto portando el número 21, que era la
          fecha de su nacimiento.

          El pasar  por  una  lesión  no fue impedimento para  que  el  coach  Wicho
          Cerda aportara sus conocimientos y filosofía a las nuevas generaciones.

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