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llevaban al kínder mis tíos. Recuerdo que una vez Gerardo Rivera, uno de los hermanos
          de mi papá, le llevaba a clases y le dije, no quiero ir, mejor me voy contigo y él en ese
          entonces laboraba como coach en la Prepa 9, accedió y me fascinó para ya nunca más
          dejar de verlo y jugar”.

          Sin embargo, sería un año antes viendo en su casa un duelo entre Águilas Reales y Tigres
          de la UANL que se enamoraba del futbol americano, el cual comenzaba a practicar en
          1980 tras convencer a su tío de que deseaba participar en las categorías infantiles que ya
          existían en la Preparatoria Nueve, en donde jugó sus Juveniles.


          “El gusto por estar en el futbol americano para mí era tan importante que fui aguador,
          balonero, trainer. Me impresionaba como se llevaba a cabo la práctica y fue así como
          comencé a jugar con la Prepa 9”, añadió Raúl Rivera.

          Con el paso de los años al, en ese entonces jugador de la Prepa 9,  le tocó llegar a un club
          que había pasado de los malos años, esos donde no se ganaba, a ser un conjunto ganador
          y donde los que arribaban tenían que superar varios cortes para quedarse en el equipo de
          manera oficial.

          “Creo que me entusiasmaba tanto el jugar con la Prepa 9 y los Pumas, que no sólo logré
          pasar los cortes para estar con el equipo, sino que además los acompañé en el autobús
          con el conjunto de Intermedia en donde era aguador, balonero y trainer. Eso me hizo que
          la pasión por estos colores creciera en mi y me puse como objetivo participar algún día
          con el conjunto de mayor tradición de la UNAM, los Pumas, en aquel entonces llamados
          Cóndores”, destacó el coach Rivera.

          En resumen, ese niño que llegó un día a pisar el campo de entrenamiento de la Prepa 9, fue
          creciendo y empapándose cada vez de lo que era ser un Puma, conociendo sus tradiciones ,

                                                                          como la novatada, o el himno y sus porras, para así definir
                                                                          en los ochentas su destino en los emparrillados, portar el
                                                                          jersey de lo que años más tarde sería su Alma Mater, la
                                                                          UNAM.


                                                                          Un momento que nunca  olvidará  el coach  Raúl Rivera
                                                                          fue cuando siendo niño y aguador, vio como saltaban al
                                                                          campo del Estadio Olímpico los integrantes del conjunto de
                                                                          Cóndores. “En ese momento dije, aquí quiero estar ahí y el
                                                                          coach Chavez, que era Águila Real de toda la vida, me dijo:
                                                                          no puede ser, pero yo era muy pequeño y no entendía nada
                                                                          de eso”, añadió el ex entrenador de Pumas CU.

                                                                          Como jugador Raúl Rivera se ubicó en la línea defensiva,
                                                                          pues por su carácter y ese ego que él mismo reconoce, era
                                                                          la posición ideal para festejar esos momentos en donde
                                                                          hacía la tackleada esperada o la captura al mariscal de
                                                                          campo, aunque no descartó su gusto por ser linebacker,
                                                                          pero quizá por su físico y estatura le sería más sencillo
                                                                          acomodarse a ella.

                                                                          La oportunidad de combinar el ser jugador con su pasión
                                                                          por entrenar y crear programas infantiles le llega cuando
                                                                          estaba en la Prepa 9 y fue Ángel Medina quien le dijo que


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